La ciencia como derecho humano

derecho humano

Tener acceso a los beneficios del progreso científico, es algo que muchas veces se da por sentado, desconociendo que para que esto suceda se ha requerido mucho más que su mención en el artículo 27 de la declaración universal de los Derechos Humanos, se trata más que nada de un reconocimiento verdadero que aun hoy en día se continúa debatiendo entre el total respeto por los tratados que exponen sus puntos a favor y la ejecución de los compromisos que a su vez implica su fomento y desarrollo.

De acuerdo a lo que se contempla en el documento de los DUDH, el derecho a la ciencia se compone de dos partes, en primera instancia se habla de la protección de la participación en la ciencia tal y como si se tratara de una empresa universal, algo que se complementa con las respectivas garantías para sacar provecho de ella en términos del bienestar que tanto las personas como las sociedades requieren para una vida digna.

El derecho humano a la ciencia

De los pactos de 1966, los cuales son el resultado de los tratados de derechos humanos que se desprenden de la declaración universal, la ciencia empieza a presentarse como un instrumento que demanda en poner a consideración aspectos como las relaciones internacionales en cuestiones científicas, la libertad para la investigación científica y las medidas para la adecuada difusión de los avances científicos y todo esto es justamente lo que da vida a lo que actualmente se denomina, el derecho humano a la ciencia, el cual si bien cuenta con su respectivo fundamento jurídico, es bastante desconocido.

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Por lo anterior, las Naciones Unidas al igual que la UNESCO, se han tomado muy en serio la labor de promover en todos los agentes implicados un actuar que aporte al desarrollo y difusión de la ciencia, algo que, aunque se asume como un reto global ya cosecha el respaldo de naciones como Dinamarca, España, Holanda e Italia.

Resaltando que la consolidación de un derecho no es motivo suficiente para dar por hecho su cumplimiento, atreverse a hablar con mayor propiedad de los denominados derechos más desconocidos, es un buen punto de partida para poder estimular la participación ciudadana al igual que el aprecio por lo que no es otra cosa que un aliado para avanzar.

La ciencia, un derecho poco trabajado

Siempre y cuando permanezca fiel a su espíritu, el acceso a la ciencia para todos los sectores de la humanidad, representa una perspectiva transformadora que cuenta con lo preciso para la real construcción del bienestar.

Al tratarse de un derecho antiguo esto no quiere decir que no pueda aportar al futuro y es que, sin el conocimiento científico, la historia del ser humano sería completamente diferente pues no se tendría a la mano aquel rigor para determinar lo que no es más que una mentira o mito, pues es un hecho que las pseudociencias amenazan con ganar cada vez mayor terreno.

Por lo anterior, aunque pueda parecer poco prioritario trabajar este derecho a fondo, ciertamente se trata de una iniciativa que nos afecta a todos.

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